El 2016 se aprobó un decreto que establece un horario acotado de invierno de 3 meses hasta el 2019. A pesar de las políticas de gobierno, lo cierto es que la mayoría de los chilenos prefiere el horario de verano en vez de este cambio de hora. En varias encuestas de los noticieros la gente afirma que el horario que más prefieren es el horario de verano, porque les gusta la sensación de tener más tiempo con luz natural en las tardes.

El 2015 el Gobierno decidió no hacer cambio de hora por el ahorro energético (Ver comunicado oficial), pero los reclamos y el aumento del ausentismo escolar llegó a 18.9 % (mes de junio). Es así que se revocó la medida el 2016, donde se volvió a un horario diferenciado.

Este cambio traerá consigo amaneceres y atardeceres más tardíos, lo que significará que muchos tendrán que levantarse aún de noche, pero empezarán a llegar a casa con luz.

¿Qué efectos provoca este nuevo cambio de hora?

Para el neurólogo y director médico de la Clínica Somno, Pablo Guzmán “el objetivo principal es que vamos a tener más luz en la tarde, el día será más largo. Pero con una hora menos de sueño, el cuerpo se va a resentir, vamos andar más cansados al día siguiente y también más mal genio. Pero son consecuencias pasajeras, no hay efectos prolongados y se adapta rápido”.

Pablo Brokmann, médico-cirujano de la Pontificia Universidad Católica de Chile y especialista en trastornos del sueño de la Red Christus de la Universidad Católica, señala que los efectos que produce este cambio de horario son:

“Alteración en la presión arterial a nivel cerebral y cardiovascular. El cuerpo se tiene que reajustar a estos nuevos ritmos, ya que nuestros ritmos están dados por el siglo del sol y la oscuridad. Psicológicamente este cambio de horario, a la gran mayoría le gusta, pero muchas personas, con la hora menos de sueño, andarán más irritables y con mayor somnolencia durante el día siguiente. Habitualmente son 3 días para acomodarse”.

Ambos especialistas concuerdan que los grupos que más resienten este tipo de cambio son los niños y adultos mayores porque sus temas de sueño son más sensibles. Específicamente, “a los niños cuesta despertarlos y más de algunos no van a querer despertar, pero en una semana van a estar adaptados.” comenta el Neurólogo Pablo Guzmán.

El cambio de hora en los más jóvenes

Pero así como los niños y adultos mayores van a resentir este cambio de hora, hay dos grupos que les será aún más complicado este cambio, son por un lado los insomnes y por otro, los jóvenes, “especialmente los que se quedan despiertos hasta las 3 o 4 de la mañana y conectados algún dispositivos, celular, televisor o computador. Estos dos grupos son los más complicados con este cambio de horario” indica el especialista de la Clínica Somno.

Asimismo señala el doctor Pablo Brokmann que “las personas que sufren trastornos de sueño, insomnes y adolescentes, los primeros empiezan a sentir que su ritmo cambia mucho y su sueño tipo vigilia puede desregularse. Como las guaguas menores duermen todo el día, los adolescentes o adultos jóvenes tienen un sueño más frágil, se acuestan más tarde y se levantan más tarde. Tienen fase del sueño distinta. Además duermen con el celular debajo de la almohada y están muy conectados”.

En tanto, el especialista en medicina del sueño, Pablo Guzmán, destacó la importancia de que cada persona sepa cuántas horas de sueño necesita, cosa que varía según el individuo y otros factores como su edad.

¿Cuánto debe dormir una persona?

Pero si hablamos del rango de hora ideal para dormir el doctor Guzmán afirma que “se ha dicho que el ideal de sueño para un adulto son 8 horas, pero eso es variable, dormir entre 6 a 9 horas es un rango de sueño normal, ese un rango entregado por una convención. Una persona que duerme 6 horas no necesita más que eso, al igual que una que duerme 9 horas. En cambio los niños necesitan más tiempo para dormir, y su rango depende de la edad”.

El consejo del doctor Pablo Brokmann, especialista en trastornos del sueño, la clave está en “tratar de ubicarse en el horario nuevo. No quedarse pegado en las tecnologías, tomar líquido, por ejemplo al despertar, porque nuestro cuerpo evita el efecto nocivo del cambio de hora y ocurren cambios fisiológicos. Evitar el uso de las redes sociales. La higiene del sueño, tratar de hacer todo más ordenado”.

Recomendaciones para adecuarse al cambio de hora

De esta forma, el neurólogo Pablo Guzmán recomienda que “se acuesten a una hora adecuada, hacer un proceso de relajación, es decir, no ver televisión, celular, trabajar o comer. Evitar el café o las bebidas energéticas. Hacer una pre-adaptación, es decir ir acostándose 10 o 15 minutos más temprano hasta llegar al día del cambio de horario y también levantarse 15 minutos más temprano.

Evitar el ejercicio intenso de noche (porque activa y hace que el sueño sea de peor calidad), comer liviano, no automedicarse con pastillas para dormir, mantener -dentro de lo posible- los mismos horarios en la semana y fines de semana y dejar de lado todo tipo de pantallas al menos 40 minutos o una hora antes de ir a acostarse, ya que los estímulos luminosos de este tipo pueden hacer que el cerebro crea que está de día y, por ende, dificultar que se concilie el sueño”.

En nuestro Blog, con el ánimo de ayudar a mejorar la calidad de vida, pretendemos que este cambio de hora sea lo menos perjudicial para el descanso de cada persona, “si pasa más de una semana o dos y se sigue sintiendo cansado, lo recomendable es consultar y ver un especialista. NO debiese durar más de una semana”, concluye el doctor Pablo Guzmán.